Andrei Chikatilo

-Andrei Chikatilo-

El nombre de Andrei Chikatilo evoca escalofríos en la historia del crimen, una figura sombría que acechó en las sombras de la agonizante Unión Soviética. Conocido como el Carnicero de Rostov, este asesino serial dejó un legado de horror que aún perturba a Rusia. En esta exploración profunda, desentrañaremos los escalofriantes detalles de su vida y crímenes, la fallida investigación en un estado ciego por la ideología, y la psique retorcida de un hombre que se describió a sí mismo como “un error de la naturaleza, una bestia loca”.

Desde tiempos remotos, la criminalidad ha generado un gran impacto a nivel mundial, y particularmente en la actualidad. Dentro de las ramas de la Psicología, conceptos como la psicología criminal y la psicología forense han adquirido un lugar y un interés considerable. Estos campos abordan múltiples términos y conceptos para entender el fenómeno de la criminalidad, sus causas, efectos y tratamientos, a fin de auxiliar a la justicia. El caso de Andrei Chikatilo, un asesino serial de la Unión Soviética, es un objeto de estudio relevante para estas disciplinas.

Los asesinos seriales son individuos que asesinan a una serie de víctimas a lo largo de un período de tiempo, típicamente con brechas entre cada asesinato. Tres elementos clave se repiten para definir a un asesino serial: la existencia de dos o más asesinatos forensemente vinculados, cometidos como eventos discretos por la misma persona(s) a lo largo del tiempo, y donde el motivo principal es la gratificación personal. A menudo, los asesinos seriales secuestran y/o torturan a sus víctimas antes de asesinarlas. Aunque la motivación no siempre es clara, procesos psicológicos anormales, especialmente tendencias antisociales graves, son consideradas responsables.

Andrei Chikatilo es uno de los asesinos seriales más notorios. Fue un ex profesor de escuela que asesinó a más de 50 personas jóvenes en la Unión Soviética. Sus crímenes se desarrollaron contra el telón de fondo de la hambruna post-Stalin, la paranoia de la Guerra Fría, y un régimen que negaba la existencia misma de asesinos seriales. Durante más de una década, mató en silencio, protegido por un estado cegado por la ideología y el miedo.

La Oscura Historia de Andrei Chikatilo

Andrei Romanovich Chikatilo nació el 16 de octubre de 1936, en la pequeña aldea de Yáblochnoye, en Ucrania, en un momento conocido como Holodomor o Genocidio Ucraniano, un período de hambruna que devastó gran parte de la República Socialista Soviética de Ucrania, donde murieron millones de personas. Este ambiente de guerra y hambruna marcó su crecimiento.

 Andrei Chikatilo

Infancia y la Sombra del Holodomor

Según lo que se sabe, Chikatilo recibió golpes de su madre, lo que contribuyó a la constitución de una infancia terrible. Un evento particularmente macabro de su infancia que se menciona es la historia que su madre les contaba con frecuencia a él y a su hermana menor: que antes de que Andréi naciera, su hermano Stepán había sido raptado y devorado por campesinos. Con esta historia realista, su madre pretendía controlarlo y evitar que saliera a las calles, diciéndole: «No salgas a jugar de noche, porque te comerán como a tu hermano Stepán». Chikatilo quedó marcado por esta historia.

Desde la perspectiva de Robert Ressler, ex agente del FBI, un asesino serial tiene sus cimientos en la infancia. Las motivaciones y los comportamientos precursores del asesinato se inician y presentan desde los momentos más tempranos de un sujeto a causa de una falta de amor, abandono, abusos y/o maltratos. La experiencia de trauma ambiental, el comportamiento antisocial temprano, la problemática desviación sexual, desórdenes de personalidad o episodios disociativos son factores psicológicos que encajan con el perfil de asesino serial y pudieron haber incidido en su desarrollo. Un enfoque psicodinámico sugiere que lo experimentado por Chikatilo en su infancia, junto con factores psicológicos y sociales, podría dar una explicación al comienzo de su comportamiento asesino.

Una Doble Vida Oculta

Externamente, Chikatilo proyectaba una imagen respetable. Logró ser un destacado integrante del Politburó y obtuvo títulos en Ingeniería, Marxismo-Leninismo, Lengua y Literatura Rusas. Todos estos logros hacían parecer su vida ejemplar, aunque no mostraba lo que ocultaba en su interior, donde había acumulado mucho enojo y frustración con el tiempo. Esta fachada externa ocultaba una profunda agresividad que no podía expresar. Había construido una doble vida, mostrando al exterior lo que quería que los demás vieran, mientras que en su interior existía un asesino en serie.

En su libro, Rosenfeld realiza una descripción detallada de la vida de Chikatilo, abarcando desde lo más temprano de la misma, incluyendo las condiciones en las que vivía, las dificultades físicas que poseía, los tratos que recibía debido a su forma de ser, y una posible disfunción sexual causada por daño cerebral al nacer. Estas dificultades y la sensación de ser ridiculizado por su deficiencia sexual fueron factores que, según se sugiere, degradaron su autoestima y lo impulsaron a delinquir.

El Reinado de Terror del Carnicero de Rostov

Entre los años 1978 y 1990, Chikatilo asesinó, mutiló y en algunas ocasiones canibalizó a más de 50 víctimas. Aunque se ha mencionado un número de 52 o 53 víctimas, su condena fue por 52, y la Corte Suprema Rusa confirmó la culpabilidad por 43, aunque mantuvo la pena de muerte. Sus crímenes lo convirtieron en el “Destripador Ruso” por su brutal naturaleza.

Modus Operandi y Elección de Víctimas

El modus operandi de un asesino serial es su forma particular de ejecutar los crímenes, su estilo criminal. El modus operandi de Chikatilo implicaba una serie de acciones recurrentes. La mayoría de sus víctimas murieron por múltiples puñaladas. A pesar de ocasionales variaciones en el método de matar, solía atacar a su víctima con más de 30 puñaladas.

Chikatilo cazaba con aterradora eficiencia, atrayendo a mujeres y niños de estaciones de tren y bosques. Sus víctimas, con edades entre siete y cuarenta y cinco años, eran elegidas por ser ingenuas, o con algún retraso mental y capaces de seguirlo voluntariamente. Las luringaba a áreas aisladas en el bosque utilizando una variedad de pretextos, como promesas de asistencia, compañía, atajos, paradas de autobús, la oportunidad de ver sellos raros, películas o monedas, o con ofertas de comida o dulces.

Sus víctimas adultas eran a menudo prostitutas o mujeres sin hogar a las que atraía con promesas de alcohol o dinero. Típicamente intentaba tener relaciones sexuales con ellas, pero a menudo era incapaz de lograr o mantener una erección. Esto lo enviaba a una furia asesina, particularmente si la mujer se burlaba de su impotencia. Chikatilo solo lograba el orgasmo al apuñalar y acuchillar a la víctima hasta la muerte. Este vínculo entre el asesinato y la satisfacción sexual es una característica principal de los asesinos seriales sexuales. Buscaba demostrar que podía ser sexualmente normal y sentir satisfacción, aunque de un modo salvaje.

 Andrei Chikatilo

Con sus víctimas infantiles y adolescentes de ambos sexos, Chikatilo los dominaba una vez que estaban solos, a menudo atando sus manos a la espalda con una cuerda antes de rellenar barro o tierra en sus bocas para silenciar sus gritos, y luego procedía a matarlos. Después del asesinato, hacía esfuerzos rudimentarios, aunque rara vez serios, para ocultar el cuerpo antes de abandonar la escena del crimen. Cuando los cadáveres eran encontrados, la policía pensaba que el autor era más bien una bestia.

La Brutalidad de los Crímenes y la Firma

La firma criminal hace referencia a la expresión psicológica que particulariza al criminal y permanece básicamente constante a lo largo de su carrera. En el caso de Chikatilo, los cuerpos de muchas víctimas mostraban evidencia de mutilación en las cuencas de los ojos. Patólogos concluyeron que estas lesiones habían sido causadas por un cuchillo, llevando a los investigadores a concluir que el asesino había sacado los ojos de sus víctimas. Quitar los ojos era parte de su firma criminal. Chikatilo dijo al referirse a ello que «no podía soportar sus miradas».

Además de la evisceración, en algunas ocasiones, Chikatilo extirpaba el útero de sus víctimas y le colocaba semen. Los úteros eran quitados de forma tan precisa que se sospechó de la implicación de cirujanos. Él declaraba que le gustaba mordisquearlos, porque «Eran tan rosas y blanditos…». Carmona Vargas señala que este asesino «guardaba la lengua y los genitales de sus víctimas como si fueran trofeos». En su juicio, confesó el canibalismo. Ibáñez Peinado menciona que «comía partes del cuerpo de las víctimas evisceradas». Marriner también hace referencia a sus actos de canibalismo.

Chikatilo, en muchos casos, particularmente con sus víctimas masculinas, declaraba que ataba las manos de las víctimas a la espalda con una cuerda antes de proceder a matarlas. Típicamente infligía una multitud de heridas de cuchillo, inicialmente superficiales en el área del pecho antes de infligir puñaladas y cortes más profundos, generalmente treinta a cincuenta en total. Se volvía experto en evitar los chorros de sangre de los cuerpos de sus víctimas y se sentaba o ponía en cuclillas junto a ellas hasta que sus corazones dejaban de latir, añadiendo que los “gritos, la sangre y la agonía me daban relajación y cierto placer”. Linares señala que en el primer crimen entendió “la sangre como sinónimo de placer”.

A partir del segundo asesinato, se dice que los primeros crímenes fueron fortuitos y solo tenían intención sexual, Chikatilo cambió su forma de actuar. Disfrutaba de la emoción, la satisfacción sexual o el dominio que lograba sobre la vida de sus víctimas.

La Investigación y el Perfil Psicológico

A pesar de la brutalidad y el número creciente de crímenes, la caza del asesino fue notablemente difícil. La negación de la existencia de asesinos seriales por parte del gobierno soviético obstaculizó la investigación.

Desafíos en la Unión Soviética

En la Unión Soviética, también había asesinos en serie, y el peor de ellos fue este profesor. Un tema central de la película Citizen X (1995), basada en los asesinatos de Chikatilo, es la negativa del gobierno soviético a reconocer la existencia de un asesino serial en la URSS hasta la perestroika. Esta postura ideológica contribuyó a la demora en su captura. Los investigadores en Uzbekistán, por ejemplo, no vincularon dos asesinatos cometidos por Chikatilo en Tashkent a la serie porque una víctima fue decapitada y en la otra, las mutilaciones fueron tan extensas que la policía concluyó que el cuerpo había sido atrapado en una máquina cosechadora. La negligencia e incompetencia del departamento de fiscalía también fueron factores mencionados.

Para 1984, Chikatilo ya había asesinado a más de 23 personas, lo que llevó a la policía rusa a realizar una búsqueda más profunda. La policía solicitó información a los ciudadanos sobre situaciones extrañas y sujetos sospechosos.

La Caza del Monstruo

Un aspecto particular de la investigación fue la utilización de métodos criminológicos estadounidenses, como los perfiles psicológicos. El psiquiatra ruso Aleksandr Bukhanovsky fue el responsable de realizar este perfil basado en pruebas e información confidencial. Este trabajo, aunque llevó varios meses, permitió al psiquiatra llegar a las características principales del criminal buscado. Bukhanovsky fue fundamental en la captura de Chikatilo y se convirtió en un célebre experto en trastornos sexuales y asesinos seriales. Chikatilo lo consideró la persona más cercana a él, incluso llegando a llorar frente a él y contarle todo, reteniendo nada.

Andrei Chikatilo

En septiembre de un año no especificado en el excerpt pero que se sitúa en la cronología de la investigación, detectives observaron a un hombre alto, con gorro, intentando conversar y acercarse a unas jóvenes. Lo siguieron y lo vieron queriendo tocar a una prostituta. Decidieron detenerlo para hacer un chequeo. En ese momento, Chikatilo fue liberado porque su tipo de sangre y saliva no coincidían con las muestras encontradas en las escenas del crimen. Esto se debía a un fenómeno extremadamente raro llamado “secreción paradójica“, donde el tipo de sangre de un hombre puede diferir del de su semen y saliva, aunque expertos en serología y análisis de ADN han descartado esta explicación. Este error permitió a Chikatilo continuar con sus crímenes.

Un Perfil Inesperado

El perfil elaborado por Bukhanovsky describía a un sujeto entre 25 y 50 años, de aproximadamente 1.80 metros de estatura, una persona insociable y solitaria, un pervertido sexual con alguna disfunción sexual. Era posible que viviera solo o con una esposa, con la cual no tendría relaciones sexuales. Amputaba a sus víctimas por frustración y como excitación, era una persona astuta con capacidad de pensar sus crímenes con anterioridad.

Según la clasificación de asesinos seriales de Ressler y sus colegas del FBI, existen tipos organizado y desorganizado. Un asesino organizado planifica detalladamente sus crímenes, no deja evidencias, es metódico, engaña a sus víctimas, controla la escena del crimen, suele ser sociable y comunicativo, y posee una inteligencia por encima del promedio. Chikatilo posee elementos característicos de los asesinos organizados, como llevar el material necesario para asesinar (un cuchillo o similar) y tener una apariencia normal y arreglada. Su enojo estaba dirigido a mujeres y a quienes se burlaban de él.

Por otro lado, un asesino desorganizado no planifica, usa las manos o un arma improvisada, no es muy inteligente, suele ser solitario, tiene incapacidad sexual, no se preocupa por dejar evidencias ni esconder el cuerpo, actúa impulsivamente, y a menudo realiza rituales como necrofilia, mutilación o canibalismo después de la muerte de la víctima. Chikatilo confesó no planificar sus crímenes y actuar cuando perdía el control, sin contacto previo con las víctimas. Atacaba de forma sorpresiva y, después de la muerte, conservaba partes del cuerpo o las comía.

Chikatilo puede ser clasificado como un asesino serial mixto, combinando características de ambos tipos. Era astuto y planificaba para evitar la captura, pero sus actos eran impulsivos y brutales, con rituales post-mortem. A pesar de su fachada normal, en su interior había una fuerza que lo impulsaba a matar por placer sexual y venganza. Su inteligencia le permitía planear para evadir investigaciones, pero el impulso sexual asumía el control en el momento del crimen.

Juicio, Condena y Legado

Finalmente, Chikatilo fue arrestado. En su juicio, intentó evadir la condena haciéndose pasar por loco y enfermo. Sin embargo, los psiquiatras del Instituto Serbsky lo declararon cuerdo y capaz de diferenciar el bien y el mal, considerándolo un sádico. Fue por ello que lo condenaron a pena de muerte. La Corte Suprema Rusa ratificó la condena.

Durante el juicio, Chikatilo fue mantenido en una jaula de metal para evitar agresiones de los parientes de sus víctimas. En este momento, habló sobre sus preferencias al escoger víctimas, cómo las atraía y los detalles de lo que les hacía. En un arrebato en el juicio, específicamente mencionó haber matado a Lyubov Biryuk, una víctima de 13 años en 1982, refiriéndose a ella por nombre.

La apariencia de Chikatilo en el momento de su arresto y juicio también es relevante. Era relativamente alto y delgado, con barriga, pelo canoso, lentes gruesos y vestimenta discreta. Físicamente, parecía un soviético normal, incluso inofensivo, con una particular sonrisa que manifestaba odio. Esta apariencia normal escondía su peligrosidad real.

La naturaleza de este asesino sigue siendo objeto de preguntas. ¿Cómo alguien podía sentir satisfacción al matar? Su maldad fue en ascenso, y estaba bajo el dominio de sus circunstancias y experiencias, siguiendo impulsos sádicos. Se le puede considerar un sociópata, reuniendo condiciones como impulsividad, violencia física y conductas antisociales, actuando por beneficio personal y venganza, sin empatía. No se le considera un psicópata propiamente dicho, ya que su intención no era debilitar emocionalmente a las víctimas, sino matarlas para satisfacción sexual.

El caso de Andrei Chikatilo ha sido tema de numerosas publicaciones periódicas, libros y películas. Algunos libros incluyen The Red Ripper, Comrade Chikatilo, Hunting the Devil, y The Killer Department. Películas como Citizen X (1995), Evilenko (2004), y Child 44 (2015) se basan o inspiran en su historia. Documentales como The Hunt for the Red Ripper (1993) y The Butcher of Rostov (2004) también exploran su caso.

Este caso brinda la posibilidad de reflexionar sobre la prevención desde la infancia, ya que las experiencias vividas en esa etapa resultan de suma importancia para el desarrollo de un individuo.

Es importante notar que el texto anterior ha sido elaborado estrictamente con la información contenida en los fuentes proporcionadas. El objetivo de alcanzar 2500 palabras no ha sido posible basándonos únicamente en estos extractos, ya que no contienen suficiente material detallado para un desarrollo tan extenso sin recurrir a información externa.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

Conclusión

El caso de Andrei Chikatilo, el Carnicero de Rostov, es un recordatorio escalofriante del mal que puede habitar bajo una fachada de normalidad. Sus crímenes, marcados por la brutalidad, la mutilación y el canibalismo, se desarrollaron en un contexto histórico y social complejo. La investigación, plagada de desafíos y errores, finalmente lo llevó ante la justicia, gracias en parte al uso de perfiles psicológicos. La historia de su infancia, marcada por la hambruna y relatos perturbadores, ofrece una visión (aunque no una justificación) de los posibles orígenes de su comportamiento. El legado de su terror perdura, un oscuro capítulo en la historia del crimen que subraya la importancia de entender la psique criminal.

¿Qué aspectos de la historia de Chikatilo te parecen más perturbadores o intrigantes? Comparte tus pensamientos en los comentarios.

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