En 1977, el tranquilo barrio de Brimsdown en Enfield, un municipio de Londres (Inglaterra), se vio envuelto en un torbellino de fenómenos inexplicables que pasaría a ser conocido como El caso Enfield. Lo que comenzó como extraños ruidos y objetos moviéndose, escaló rápidamente hasta convertirse en uno de los casos de actividad poltergeist más famosos y documentados del mundo, con numerosos testigos que incluían vecinos, amigos, investigadores paranormales y hasta la policía. Este misterio, que duró de 1977 a 1979, continúa siendo objeto de debate, alimentando la fascinación de los amantes de lo paranormal y la historia del terror.
El Origen de la Pesadilla en Green Street
Todo comenzó en agosto de 1977. Peggy Hodgson, una madre divorciada que vivía en una casa de consejo en Enfield con sus cuatro hijos —Margaret (13), Janet (11), Johnny (10) y Billy (7)—, se despertó una noche por los gritos aterrorizados de Janet y Johnny. Los niños, con los ojos abiertos de par en par y visiblemente alterados, le aseguraron que sus camas habían comenzado a temblar inexplicablemente. Inicialmente, Peggy pensó que se trataba de una broma de sus hijos, quienes aún se estaban adaptando al divorcio de sus padres. Sin embargo, la calma duró poco. Esa misma noche, Margaret y Janet le informaron que una silla se estaba moviendo sola. Creyendo que se estaban sugestionando, Peggy intentó mover el mueble a otra habitación, pero al regresar, un enorme baúl que había en una esquina se había desplazado por sí solo. La mujer intentó devolverlo a su lugar, pero apenas se giró, el baúl volvió a moverse.
Incapaz de disimular su propio miedo, Peggy sacó a sus hijas de la habitación y salió corriendo de la casa, pidiendo auxilio a gritos a sus vecinos. Un vecino valiente entró a la propiedad, revisó cada rincón, pero no encontró a nadie. Sin embargo, un mal presentimiento lo llevó a aconsejarle a Peggy que llamara a la policía, algo que ella, aún en shock, no dudó en hacer.
Dos oficiales llegaron a la casa minutos después y permanecieron allí por más de 30 minutos. Aunque en su acta de servicio dejaron constancia de que no había actividad delictiva, sorprendentemente, renglones más abajo hicieron una declaración jurada impactante: habían visto una silla deslizarse sola por el suelo en la cocina, y ruidos que no pudieron identificar se manifestaron durante toda su inspección. Las autoridades alegaron que no podían hacer nada más y se mostraron aliviados al poder alejarse de aquella extraña casa.
Durante los días siguientes, los sucesos continuaron y se intensificaron. Los informes de estos incidentes atrajeron la atención de la prensa local y nacional británica, siendo cubiertos hasta 1979 por diarios como el Daily Mail y el Daily Mirror. Un equipo de reporteros del Daily Mirror fue testigo directo de cómo juguetes se movían solos; una pieza de Lego incluso golpeó la frente del fotógrafo Graham Morris mientras intentaba tomar fotografías, y cuando reveló el carrete, la imagen de ese momento tenía un extraño agujero. Los periodistas se dieron cuenta de que aquello los excedía y propusieron contactar a la Sociedad para la Investigación Psíquica (SPR).
Los Investigadores del Más Allá: Grosse y Playfair
La Sociedad para la Investigación Psíquica (SPR), una organización que se describe a sí misma como la primera en llevar a cabo investigaciones académicas organizadas sobre experiencias humanas que desafían los modelos científicos contemporáneos, se mostró interesada de inmediato. Para investigar El caso Enfield, enviaron a dos de sus miembros más destacados: Maurice Grosse y Guy Lyon Playfair.
Maurice Grosse, un inventor que se lanzó a la investigación psíquica tras la trágica muerte de su hija en un accidente de motocicleta en 1976, y Guy Lyon Playfair, un periodista y escritor británico, llegaron a la propiedad de los Hodgson cuando esta ya llevaba más de una semana siendo acechada por fenómenos inusuales. Durante tres días, sin embargo, nada sucedió; Grosse y Playfair utilizaron sofisticadas grabadoras, pero no registraron ninguna anomalía. A punto de irse, la noche del 8 de septiembre, el caso dio un giro dramático. Se escucharon golpes procedentes de la habitación de Janet; al subir, los investigadores encontraron a la niña dormida en su cama, y a su lado, una silla levitando a más de medio metro de altura. La silla bajó y volvió a levitar una hora más tarde, un momento que un fotógrafo presente logró captar. Además, las puertas de los armarios comenzaron a abrirse y cerrarse solas, y objetos de su interior salieron despedidos. Grosse incluso aseguró haber sentido una brisa helada en el momento de mayor actividad. Para horror de todos, Janet contó al despertar que la cortina de su cama se había retorcido y enrollado en su cuello, intentando estrangularla.
A partir de ese día, el poltergeist no solo se manifestó abiertamente, sino que aumentó gradualmente su intensidad. Grosse y Playfair descubrieron rápidamente que Janet era el principal objetivo y epicentro de los incidentes. Playfair la describió como una niña con mucha energía, que hablaba tan rápido que era difícil comprenderla, y claramente hiperactiva. Esto llevó inevitablemente a acusaciones de que todo era una broma de mal gusto orquestada por una menor. Si bien Playfair admitió que algunos fenómenos podían ser explicados como travesuras, otros no. La hermana mayor, Margaret, también fue objeto de señalamientos y estuvo implicada en incidentes. Sin embargo, cuando Margaret fue enviada a casa de un vecino, las “travesuras” continuaron en ambas casas. Lo más intrigante fue que cuando Playfair pasó una noche solo en la casa sin las chicas, no hubo alteraciones en absoluto. Además, cuando Janet era expuesta a una cámara, nada de lo que supuestamente ocurría sin grabaciones sucedía. Para muchos, esto era evidencia clara de una farsa.
Sin embargo, Grosse y Playfair concluyeron que, aunque los niños a veces añadían trucos de su propia imaginación, eso no significaba que todo fuera un invento. Incluso criticaron a otros investigadores que se interesaban más en descubrir engaños que en los detalles importantes de la actividad de entidades de otros planos. Playfair remarcó que la fuerza que se manifestaba en la casa poseía una gran inteligencia y hacía cosas a propósito buscando desacreditarlos. Estaba convencido de que el poltergeist sabía que lo estaban investigando y estaba jugando con ellos, haciéndolos quedar como locos y a Janet como culpable.
¿Fuerzas Desconocidas o Manipulación Oculta?
La interpretación de Maurice Grosse y Guy Lyon Playfair, miembros de la Sociedad para la Investigación Psíquica, fue que una “entidad” era responsable de los disturbios en la casa de Enfield. Para ellos, la actividad del poltergeist no era una simple coincidencia, sino la manifestación de una fuerza con una clara intención de “intrusión” en su realidad. Creían que esta “entidad” era capaz de manipulación perceptual, no solo al mover objetos o crear ruidos inexplicables, sino también al generar dudas y confusión entre los investigadores y la propia familia. Playfair llegó a decir que el poltergeist sabía que estaba siendo investigado y se divertía “jugando” con ellos, haciendo que Janet pareciera una farsante. La “entidad” parecía tener un propósito oscuro, buscando desacreditar a aquellos que intentaban entenderla.
Uno de los fenómenos más sorprendentes fue una voz masculina sumamente áspera que salía de la garganta de Janet, que aseguraba llamarse Bill Wilkins. Este espectro afirmaba haber muerto por una hemorragia cerebral unos años atrás en la casa, y Janet decía no tener control sobre su propia voz cuando estaba “poseída”. Los investigadores observaron que la fuerza de Janet, bajo esta influencia, era superior a la de una niña de su edad, y sus labios parecían no tener movimiento cuando la voz se producía. Psiquiatras y doctores locales que examinaron a Janet aseguraron que las voces eran fáciles de imitar, pero solo por un corto periodo, ya que las cuerdas vocales se inflamarían y dañarían. Sin embargo, Janet era capaz de mantener conversaciones de más de dos horas bajo la supuesta influencia de Bill. Grosse incluso llegó a comunicarse con los supuestos entes inteligentes a través de golpes, y la respuesta fue clara: no se marcharían.
La Controversia de los Warren: ¿Héroes o Estrategas?
En medio de la intensa actividad de El caso Enfield, los renombrados investigadores paranormales Ed y Lorraine Warren se vieron envueltos en la controversia. La famosa pareja, conocida por su participación en numerosos casos de actividad paranormal, incluido el célebre Amityville, visitó la casa de Enfield en 1978. Sin embargo, la extensión y la naturaleza de su participación en El caso Enfield es motivo de disputa.
Según Playfair, los Warren solo investigaron el caso brevemente en el verano de 1978 y fueron solo dos de los muchos investigadores que visitaron la casa. Para él, los supuestos “investigadores paranormales” fabricaron sus propias pruebas paranormales simplemente para hacer dinero. De hecho, la mayoría de los artículos periodísticos de la época ni siquiera mencionan a los Warren, lo que sugiere que su participación fue dramáticamente exagerada en la película El conjuro 2.
A pesar de estas acusaciones, la película The Conjuring 2 (titulada Expediente Warren: El caso Enfield en España) muestra a Ed y Lorraine Warren como figuras centrales en la resolución del caso. En la cinta, interpretados por Patrick Wilson y Vera Farmiga, los Warren viajan a Reino Unido para ayudar a la familia Hodgson, quienes experimentan actividad poltergeist en su casa de Enfield en 1977. La película retrata a los Warren involucrándose en situaciones extrañas, enfrentándose a la duda de si el caso es inventado por Janet, y finalmente descubriendo que una entidad demoníaca llamada Valak estaba manipulando a Bill Wilkins. La película incluso sugiere que Lorraine había tenido visiones de la muerte de Ed, lo que la hacía reticente a intervenir en El caso Enfield.
El Legado de la Duda: ¿Control Mental o Pura Astucia?
A lo largo de la investigación de El caso Enfield, una sombra de escepticismo siempre se cernió sobre la autenticidad de los eventos. La principal sospecha recaía sobre las jóvenes Janet y Margaret, quienes fueron frecuentemente acusadas de orquestar los fenómenos. Esta perspectiva sugería que los niños podrían haber estado llevando a cabo elaboradas bromas para llamar la atención o, quizás, bajo algún tipo de “control mental” o sugestión, estuvieran simulando los sucesos. Los miembros del Comité para la Investigación Escéptica, que incluía a magos de escenario como Milbourne Christopher, Joe Nickell y Bob Couttie, investigaron los incidentes y criticaron a los investigadores paranormales por ser “demasiado crédulos”. Identificaron diversas características del caso como indicativo de un bulo.
El ventrílocuo Ray Alan, por ejemplo, pensó que las voces masculinas de Janet eran simplemente trucos vocales. También se grabó a Janet doblando cucharas e intentando doblar una barra de hierro, y Grosse la observó golpeando el techo de la casa con una escoba y escondiendo su grabadora. De hecho, cuando Janet y Margaret admitieron sus bromas a los reporteros, Grosse y Playfair las obligaron a retractarse públicamente y confesar. Tras este episodio, que conllevó el descrédito de Grosse y Playfair, estos recibieron burlas de otros investigadores por ser fácilmente engañados. Se creía que todos estos hechos eran fingidos o incluso falsos, y se sospechaba que todo era un plan de la familia para llamar la atención y conseguir fama, y nunca se demostró lo contrario.
El mago estadounidense Milbourne Christopher, quien investigó brevemente la casa, afirmó haber visto a Janet corriendo de habitación en habitación para hacer sus trucos y sonidos, concluyendo que el supuesto poltergeist no era más que “las travesuras de una niña muy inteligente que quiere causar problemas”. El investigador paranormal Melvin Harris también estudió el caso mediante fotografías, denominando las supuestas levitaciones como “hábiles ejercicios de gimnasia”, destacando que Janet era una deportista muy destacada en su escuela. Incluso se planteó la teoría de que Janet padecía el síndrome de Tourette, un trastorno del sistema nervioso que podría explicar algunos movimientos o sonidos involuntarios.
A pesar de estas críticas, Playfair se cansó de repetir que había presenciado cosas que no podían ser explicadas por la intervención de la pequeña, pero al final decidió ahorrarse el debate y presentó todo en su libro This House is Haunted: The True Story of a Poltergeist (1980), confiando en que al conocer el caso en profundidad, las personas dejarían de apresurarse a catalogarlo de demente.
El Crepúsculo del Poltergeist y el Auge de la Sospecha
Finalmente, en 1979, tan misteriosamente como había comenzado, la actividad del poltergeist de Enfield comenzó a disminuir. Después de dos años de intensas investigaciones y el acoso constante de los medios, la casa de los Hodgson poco a poco empezó a volverse un hogar tradicional, con las sillas en el piso y no volando por ahí. Los periodistas y los investigadores se fueron, y las grabadoras y cámaras fueron retiradas del lugar.
Con el panorama más calmado, todo se analizó de un modo más frío, y una corriente de escepticismo comenzó a cubrir el caso. Janet, ya adulta, en una entrevista en 2012, señaló que, aunque la actividad disminuyó, uno de sus hermanos que vivió en la casa hasta la muerte de Peggy nunca dejó de escuchar ruidos extraños y ligeros desplazamientos de objetos. En la misma entrevista, Janet dio un dato revelador y aterrador: confesó que todo había tenido un origen, algo que no había mencionado hasta el momento por temor a sentirse culpable. Todo había comenzado luego de que Margaret y ella jugaran a la Ouija. Según su testimonio, las pequeñas, sin querer, habían abierto un canal de comunicación con otro mundo al jugar a comunicarse con espíritus en el momento y lugar equivocado. Janet concluyó que la historia de su familia había estado surcada por la desgracia desde aquel 1977, convencida de que una especie de maldición les había caído desde entonces.
El Caso Enfield en la Cultura Popular: De Documentales a Taquillazos de Terror
A pesar de la controversia y las explicaciones escépticas, El caso Enfield ha perdurado en la memoria colectiva, convirtiéndose en una fuente inagotable de inspiración para el género del terror. Su popularidad ha motivado diversas adaptaciones cinematográficas y televisivas.
Una de las representaciones más conocidas es la película de terror estadounidense de 2016, The Conjuring 2 (conocida como Expediente Warren: El caso Enfield en España). Dirigida por James Wan, la cinta está basada en el poltergeist de Enfield y es la secuela de The Conjuring de 2013. La película fue un éxito financiero masivo, recaudando más de 320 millones de dólares en todo el mundo, convirtiéndose en la película de terror de mayor recaudación del año y la segunda de todos los tiempos en su género. Recibió críticas generalmente positivas, con un 80% de aprobación en Rotten Tomatoes, donde se destacó su “buena historia de fantasmas contada con una técnica formidable”. La película fue elogiada por su capacidad de ser “genuinamente aterradora” y por cómo el director James Wan “sabe cómo hilar mucho más fino y dejarnos claro que estamos ante algo mucho más serio y complejo”. Wan fue capaz de “reciclar los tópicos del género y con una dirección como pocas en la actualidad da vida a historias de miedo con sabor clásico”. Escenas como la de Lorraine Warren en su estudio con la figura de la monja o la aparición del “hombre torcido” son mencionadas por los espectadores como particularmente tensas y espeluznantes.
Más recientemente, en octubre de 2023, Apple TV+ lanzó la miniserie documental The Enfield Poltergeist (conocida como La maldición de Enfield). Esta producción de cuatro episodios busca acercar al público a evidencias de espeluznante realismo, reconstruyendo los acontecimientos a partir de grabaciones de audio originales hechas dentro de la casa mientras ocurrían los sucesos. El principal insumo son más de 250 horas de audio inédito capturado por Maurice Grosse, que se intercala con entrevistas actuales con algunos de los individuos originalmente involucrados en el caso. La serie pretende ser una mirada más cercana que incluye declaraciones de integrantes de la familia y testigos que rompen su silencio por primera vez en décadas.
Otras adaptaciones incluyen un falso documental de la BBC de 1992 llamado Ghostwatch, el documental de Channel 4 de 2007 Interview with a Poltergeist, y la serie de televisión de Sky Living de 2015 The Enfield Haunting.
Un Enigma Sin Resolver
El caso Enfield permanece como un enigma fascinante y perturbador. ¿Fue una estafa elaborada y brillante, orquestada por unas niñas con una imaginación desbordante y habilidades gimnásticas, o fue una genuina manifestación poltergeist producto de fuerzas desconocidas liberadas por un inocente juego de Ouija? A pesar de las exhaustivas investigaciones, las evidencias contradictorias y las múltiples adaptaciones que han llevado esta historia al público mundial, la verdad detrás de El caso Enfield sigue siendo un motivo de disputa y controversia. No existe evidencia concluyente que respalde o desacredite por completo ninguna de las afirmaciones.
La casa de Enfield, en Green Street, es hoy en día un santuario no oficial, un lugar visitado por los amantes del terror que pasan por allí, observando desde enfrente, quizás esperando que alguna puerta se abra sola o una cortina se mueva de repente. Muchos creen que el caso aún no está cerrado, y que “Bill” sigue ahí, esperando el momento de volver a las andadas. La pregunta que persiste es: ¿qué crees tú?
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