En los vastos y oscuros confines del cosmos, existen misterios que desafían la lógica y estremecen la psique humana. Uno de los más persistentes y aterradores de estos enigmas es el de Nibiru: el planeta x, un supuesto mundo errante cuya sola mención ha sembrado el pánico y la especulación durante décadas. Dirigido a aquellos con una fascinación por lo oculto y lo inexplicable, este artículo desvelará la historia oculta de esta entidad celeste, desde sus raíces en antiguas tablillas sumerias hasta las profecías apocalípticas de la era moderna, explorando si Nibiru es una verdad aterradora, una fantasía perturbadora o una conspiración silenciada por fuerzas superiores. Prepárense para un viaje a través del tiempo y el espacio, donde la ciencia y la pseudociencia chocan en una danza macabra, revelando por qué este “planeta de la cruz” se ha convertido en el icono del cataclismo inminente y la personificación de nuestros miedos más profundos.
La Antigua Profecía de Nibiru y los Anunnaki: Ecos desde Sumeria
La historia de Nibiru: el planeta x no es un invento reciente, sino que sus raíces se hunden en las arenas milenarias de Mesopotamia. Para comprender su origen en el imaginario colectivo, debemos retroceder a las enigmáticas traducciones de un hombre: Zecharia Sitchin.
Zecharia Sitchin: El Traductor del Apocalipsis
Zecharia Sitchin, un escritor y pseudocientífico nacido en Azerbaiyán, se erigió como la figura central que desenterró la leyenda de Nibiru. En 1976, publicó su controvertido libro “El 12º Planeta”, donde afirmaba haber traducido e interpretado antiguas tablillas cuneiformes sumerias y babilónicas de una manera radicalmente distinta a la de los académicos convencionales. Según Sitchin, estos textos, que la ciencia oficial desacredita en su interpretación, revelaban la existencia de un planeta gigante, al que llamó Nibiru o Marduk, con una órbita elíptica y extremadamente alargada. La clave de su terrorífica revelación radicaba en que este supuesto planeta se acercaba a la Tierra cada 3600 años, provocando cataclismos y cambios cósmicos.
Sitchin, con un audaz desprecio por las conclusiones de los estudiosos acreditados, llegó a identificar a este objeto como el “12º Planeta”, contabilizando, según su peculiar lógica, al Sol, la Luna, los ocho planetas conocidos y Plutón en el sistema solar sumerio, aunque los sumerios solo conocían cinco planetas. La última vez que Nibiru supuestamente pasó cerca de la Tierra fue en el 556 a.C., lo que, según sus cálculos, significaría su temido regreso alrededor del año 2900 d.C.. Sin embargo, el miedo y la conspiración se alimentarían de una posibilidad aún más escalofriante: los habitantes de Nibiru, los Anunnaki, podrían llegar en naves espaciales mucho antes.
Los Anunnaki: ¿Arquitectos o Destructores?
El componente más escalofriante de la mitología de Nibiru, según Sitchin, son los Anunnaki. Este grupo de deidades sumerias, asirias y babilonias, fueron reinterpretados por Sitchin como una avanzada especie extraterrestre humanoide. Su historia es digna de una novela de terror cósmico: llegaron por primera vez a la Tierra hace 450,000 años en busca de oro y otros minerales. Y lo que hicieron después, según esta pseudociencia, es aún más impactante: crearon a los Homo Sapiens mezclando sus propios genes con los del Homo Erectus, estableciendo así la civilización sumeria para que les sirviéramos como esclavos. Nibiru, en esta aterradora narrativa, es su planeta natal, la oscura cuna de nuestros supuestos creadores y, posiblemente, de nuestros futuros verdugos.
La visión de Sitchin contradice directamente las conclusiones de todos los estudiosos de la historia de Mesopotamia, y su metodología es fuertemente criticada por citar fuera de contexto y distorsionar la evidencia para probar sus afirmaciones. Aun así, la idea de un planeta que pasa periódicamente, trayendo consigo a seres ancestrales con la capacidad de moldear o destruir la humanidad, ha calado hondo en el subconsciente de los amantes del misterio.
La Encarnación Moderna: Nancy Lieder y ZetaTalk
A pesar de que Zecharia Sitchin negó cualquier conexión entre su trabajo y las afirmaciones de un apocalipsis inminente, la profecía de Nibiru: el planeta x encontró una nueva voz en la era digital, llevando el miedo a una escala global.
La Conexión Zeta Reticuli y la Profecía de 2003
La figura que revivió y popularizó la idea de un objeto planetario en curso de colisión con la Tierra fue Nancy Lieder. Originaria de Wisconsin, Lieder afirmó que, desde su infancia, fue contactada por extraterrestres grises procedentes del sistema solar Zeta Reticuli, quienes le habrían implantado un dispositivo de comunicaciones en su cerebro. En 1995, fundó el sitio web ZetaTalk para difundir sus escalofriantes revelaciones.
Lieder ganó notoriedad pública durante la expectación por el cometa Hale-Bopp en 1997, cuando declaró que “El cometa Hale-Bopp no existe. Es un fraude… para mantener a las masas en reposo hasta que sea demasiado tarde”. En su lugar, afirmó que el verdadero peligro era un gran objeto planetario, el “Planeta X”, que pasaría por la Tierra y destruiría la civilización. Originalmente, Lieder predijo que el objeto atravesaría el Sistema Solar interior en mayo de 2003, causando un cambio de polos físico que aniquilaría a la mayor parte de la humanidad. Sin embargo, cuando la fecha pasó sin incidentes, la profecía fue pospuesta discretamente.
Del Cometa Hale-Bopp al Fenómeno de 2012
El fracaso de la predicción de 2003 no detuvo el avance de la leyenda de Nibiru: el planeta x. La idea se extendió virulentamente por Internet, siendo adoptada por numerosos grupos apocalípticos. A finales de la década de 2000, la predicción se asoció estrechamente con el fenómeno de 2012, una fecha que ya estaba envuelta en controversia apocalíptica debido a la interpretación errónea del calendario maya. Varios escritores publicaron libros que vinculaban el encuentro de Nibiru con el 2012.
A pesar de que el 21 de diciembre de 2012 llegó y pasó sin el fin del mundo, muchos sitios web continúan sosteniendo que Nibiru, o el Planeta X, aún está en camino a la Tierra. En 2012, Lieder incluso afirmó que el entonces presidente Barack Obama intentó, sin éxito, anunciar la presencia de Nibiru cerca del Sol. Dos años después, en 2014, aseguró que líderes mundiales planeaban un anuncio similar, pero la conspiración del “establishment” lo impidió. En 2017, la teoría resurgió con fuerza, cuando el “numerólogo cristiano” David Meade la vinculó a pasajes bíblicos y a la geometría de las pirámides de Giza, prediciendo la llegada de Nibiru para el 23 de septiembre de 2017. Aunque esta predicción también fue ampliamente desacreditada por la ciencia y por otros cristianos, la capacidad de Nibiru: el planeta x para reaparecer y generar pánico es una constante aterradora.
El Elusivo “Planeta X”: Un Viaje Científico a lo Desconocido
Antes de que Nibiru: el planeta x se convirtiera en sinónimo de apocalipsis en la cultura popular, el término “Planeta X” tenía un origen mucho más terrenal y científico: la búsqueda de un mundo invisible cuya influencia gravitatoria se sentía en las órbitas de los planetas conocidos.
Percival Lowell y la Búsqueda de un Fantasma Gravitacional
La idea del “Planeta X” fue introducida por primera vez por el astrónomo estadounidense Percival Lowell en 1894. Lowell se convenció de que los planetas Urano y Neptuno presentaban ligeras discrepancias en sus órbitas. Concluyó que estas anomalías solo podían ser explicadas por la atracción gravitatoria de otro planeta más distante, al que bautizó como “Planeta X”. La búsqueda de este objeto, que se extendería por casi un siglo, fue un emocionante capítulo en la astronomía, una caza de fantasmas cósmicos impulsada por la sutil mano invisible de la gravedad. Inicialmente, se creyó que Plutón era ese elusivo “Planeta X”, pero pronto se determinó que era demasiado pequeño para explicar las discrepancias orbitales.
Discrepancias Desacreditadas: La Desaparición de la Necesidad de un Planeta X
Las supuestas discrepancias orbitales persistieron hasta la década de 1990. El astrónomo Robert Sutton Harrington incluso planteó la hipótesis de un planeta extra más allá de Neptuno con una órbita específica. Sin embargo, la ciencia, en su incansable búsqueda de la verdad, finalmente desveló el misterio de las anomalías. Poco antes de su muerte, el astrónomo E. Myles Standish demostró que las presuntas variaciones en las órbitas de los planetas eran ilusorias, un producto de la sobreestimación de la masa de Neptuno. Una vez que se utilizó la masa recién determinada de Neptuno en los cálculos, las discrepancias en la órbita de Urano y, con ellas, la necesidad de un “Planeta X” como se definió originalmente, desaparecieron.
Hoy en día, la comunidad astronómica acepta que el Planeta X, en su definición original, no existe. No hay evidencia de que las trayectorias de las sondas espaciales, como Pioneer 10 y 11 o Voyager 1 y 2, se vean afectadas por la atracción gravitatoria de un gran objeto no descubierto en el Sistema Solar exterior. Esta desaparición científica del Planeta X abrió la puerta a que el término fuera apropiado por las pseudociencias, transformándolo en la figura ominosa que hoy conocemos como Nibiru: el planeta x.
Susurros en la Oscuridad: Objetos Astronómicos Confundidos con el Heraldo de la Perdición
El anhelo de la humanidad por encontrar el escurridizo Nibiru: el planeta x ha llevado a la confusión y a la malinterpretación de objetos celestes reales. Muchos creyentes, con una perseverancia digna de una obsesión, han intentado identificar a Nibiru en cometas, planetas enanos y fenómenos ópticos, solo para ser refutados por la implacable luz de la ciencia.
Cometa Elenin: ¿Una Ilusión Celestial?
El cometa Elenin (C/2010 X1), descubierto en diciembre de 2010, se convirtió en un foco de paranoia cuando se acercó a la Tierra en octubre de 2011. Aunque su aproximación más cercana fue a una distancia segura de 34.98 millones de kilómetros, un poco más cerca que Venus, las afirmaciones difundidas en sitios web de conspiración lo asociaron con Nibiru: el planeta x. Se decía que estaba en curso de colisión, que era tan grande como Júpiter, o incluso una enana marrón. La paranoia llegó al extremo de interpretar el nombre del descubridor, Leonid Elenin, como un código secreto para “ELE”, o un “Evento de Nivel de Extinción”.
La realidad fue mucho menos aterradora: en agosto de 2011, el cometa Elenin comenzó a desintegrarse, y en el momento de su máxima aproximación, no pudo ser detectado ni siquiera por grandes telescopios terrestres. Una vez más, la supuesta amenaza de Nibiru: el planeta x se desvaneció en el vasto silencio del espacio.
Cometa ISON: El “OVNI” que Desapareció
Otro objeto que alimentó las teorías apocalípticas fue el cometa ISON (C/2012 S1), descubierto en septiembre de 2012. Aunque se esperaba que su órbita lo acercara a la Tierra a una distancia segura , los creyentes rápidamente lo vincularon al cataclismo de Nibiru: el planeta x, alegando que colisionaría con la Tierra o que se fragmentaría y sus pedazos nos golpearían. Las imágenes de supuestos “fragmentos” del cometa que circulaban por Internet resultaron ser meros artefactos de cámara. Incluso, cuando el Telescopio Espacial Hubble capturó imágenes del cometa, se desató la especulación de que se había dividido en tres partes o, aún más, que era un OVNI .
Sin embargo, tras su paso por el perihelio en noviembre de 2013, ISON comenzó a desvanecerse rápidamente, confirmando que se había desintegrado por completo en una nube de polvo . La promesa de que ISON era Nibiru: el planeta x y el fin del mundo una vez más se disolvió en el vacío cósmico.
Eris y Sedna: Mundos Distantes, Falsas Alarmas
En la frenética búsqueda de Nibiru: el planeta x, algunos han confundido este mítico objeto con Eris (136199 Eris) y Sedna (90377 Sedna). Estos son objetos transneptunianos reales descubiertos en 2003 y 2005, respectivamente. En su momento, Eris fue descrito como el “décimo planeta” (cuando Plutón aún se consideraba uno), y Sedna, con su órbita altamente elíptica, mostró una similaridad superficial con la órbita imaginaria de Nibiru.
Pero, a pesar de estas similitudes superficiales, Eris es un planeta enano similar a Plutón, que permanece siempre en el Sistema Solar exterior, a miles de millones de kilómetros de la Tierra. Sedna, por su parte, aunque distante, tampoco representa ninguna amenaza. Una vez más, el verdadero Nibiru: el planeta x eludió la detección, relegando estas distantes rocas heladas al estatus de falsas alarmas.
El “Planeta Nueve” Conundrum: ¿La Ciencia Desvelando al Verdadero Nibiru?
Quizás el desarrollo más intrigante en la saga de Nibiru: el planeta x ha sido la reciente hipótesis científica del “Planeta Nueve”. Este posible gigante transneptuniano, aunque puramente hipotético hasta el momento, ha reavivado la esperanza y el temor de que la ciencia esté, finalmente, validando la existencia de un “planeta oculto”.
La Hipótesis Científica vs. la Especulación Apocalíptica
En 2014, los astrónomos Chadwick A. Trujillo y Scott S. Sheppard publicaron un artículo sugiriendo la existencia de un gran planeta transneptuniano basándose en la agrupación aparente de las órbitas de objetos distantes. En enero de 2016, Mike Brown y Konstantin Batygin corroboraron estos hallazgos, proponiendo la existencia de un “Planeta Nueve” con una masa aproximadamente diez veces la de la Tierra y un semieje mayor considerablemente grande. Este anuncio, sin embargo, fue inmediatamente secuestrado por los creyentes en Nibiru: el planeta x, quienes lo interpretaron como una evidencia irrefutable de sus afirmaciones apocalípticas.
La distinción es crucial: el Planeta Nueve es una hipótesis científica basada en observaciones y cálculos gravitatorios de las órbitas de otros cuerpos celestes. Nibiru: el planeta x, en cambio, es un mito pseudocientífico que predice la destrucción catastrófica. Los astrónomos han sido enfáticos: si el Planeta Nueve existe, su perihelio (el punto más cercano al Sol) sería de aproximadamente 200 Unidades Astronómicas (30 mil millones de kilómetros), lo que significa que no tiene forma de pasar cerca de la Tierra y causar una colisión. La ciencia, aquí, se distancia firmemente de la paranoia apocalíptica.
Anomalías Orbitales y la Caza de un Gigante Escondido
A pesar de la clara refutación de que el Planeta Nueve sea Nibiru: el planeta x, las similitudes superficiales continúan alimentando la imaginación. Ambos se plantean como cuerpos celestes gigantes, que ejercen una influencia gravitatoria, y que poseen una órbita excéntrica. La hipótesis del Planeta Nueve surge de la necesidad de explicar las órbitas inusuales de ciertos objetos transneptunianos distantes, como si algo masivo y oculto estuviera tirando de ellos desde las profundidades del Sistema Solar.
Algunas teorías, como la de Daniel Whitmire, incluso han reconsiderado versiones modificadas de la hipótesis Némesis, sugiriendo que un objeto más cercano al Sol podría tener un efecto similar en el cinturón de Kuiper, enviando cometas hacia el interior del Sistema Solar y provocando extinciones masivas. Aunque el Planeta Nueve se considera demasiado lejos para tener tal efecto, el miedo subyacente a un cuerpo celeste invisible que altera el equilibrio cósmico y desata el caos, sigue siendo una narrativa poderosa.
Las Aterradoras Implicaciones: ¿Estrella o Planeta?
La descripción de Nibiru: el planeta x en los textos de Sitchin, así como en las interpretaciones de los creyentes, presenta algunas inconsistencias que lo distinguen del hipotético Planeta Nueve, pero que abren nuevas avenidas para la especulación paranormal. Se dice que Nibiru tiene un “aspecto rojizo” y es hasta “4 veces el tamaño de Júpiter”. Estas características difícilmente coinciden con un planeta helado y oscuro como se teoriza que sería el Planeta Nueve, pero sí con una estrella, quizás una enana naranja o roja.
Esta posibilidad ha llevado a algunos a preguntarse si el “verdadero” Nibiru es, en realidad, una estrella compañera de nuestro Sol, una Némesis que, aunque distante, podría periódicamente perturbar la Nube de Oort, la fuente de cometas de largo período. La Estrella de Scholz, una enana roja y enana marrón que pasó a solo 0.8 años luz de nuestro sistema hace 70,000 años, es un ejemplo real de un objeto que pudo haber sido visible a simple vista por nuestros antepasados y pudo haber causado lluvias de cometas. La idea de que una estrella oscura y silenciosa pudiera estar acechando en los límites de nuestro sistema solar, invisible a simple vista la mayor parte del tiempo, es un pensamiento escalofriante que resuena con los miedos a lo oculto y a lo que no podemos controlar.
El Eco del Miedo: Reacción Pública y el Velo de la Conspiración
La persistencia del mito de Nibiru: el planeta x no solo ha generado fascinación, sino también un profundo miedo y una serie de teorías conspirativas que han puesto a prueba la paciencia de la comunidad científica.

La Batalla de la NASA Contra la Desinformación
El impacto de la histeria pública en torno al cataclismo de Nibiru ha sido especialmente notable entre los astrónomos profesionales. Mike Brown, un astrónomo de renombre, ha declarado que Nibiru es el tema pseudocientífico más común sobre el que se le pregunta. David Morrison, director del Instituto SETI y científico principal del Instituto de Astrobiología de la NASA, recibió entre 20 y 25 correos electrónicos a la semana sobre la inminente llegada de Nibiru, algunos con miedo, otros con enfado acusándolo de ser parte de la conspiración para ocultar la verdad, e incluso algunos preguntando si debían suicidarse o matar a sus hijos o mascotas. La mitad de estos correos electrónicos procedían de fuera de Estados Unidos.
La NASA se ha visto obligada a evaluar con frecuencia si debe responder a estas afirmaciones. La agencia siempre ha mantenido una postura clara: Nibiru no existe. Sin embargo, el valor de tranquilizar al público se ve constantemente superado por el riesgo de otorgar más exposición a una idea completamente no científica. Las noticias falsas virales han circulado por Internet, aduciendo confirmaciones inexistentes de la NASA sobre la existencia de Nibiru en un curso “dirigido directamente a la Tierra”. Estas conspiraciones a menudo acusan a la NASA de encubrir deliberadamente pruebas visuales, citando el observatorio espacial IRAS o el Telescopio Polo Sur como supuestas evidencias de ocultamiento. Sin embargo, estas afirmaciones han sido repetidamente desacreditadas, demostrando que son el resultado de malinterpretaciones de datos reales o incluso de imágenes falsificadas.
El Costo Psicológico de las Profecías del Fin del Mundo
El impacto más trágico del mito de Nibiru: el planeta x es el costo psicológico para aquellos que caen en sus garras. Govert Schilling, un escritor científico, lamentó que “los científicos planetarios están siendo llevados a la distracción por Nibiru… y todo el público en general se preocupa por una teoría chiflada sobre tablillas de arcilla, astronautas-dioses y un planeta que no existe”. El profesor Brian Cox, en un tuit de 2012, expresó su frustración diciendo que “si alguien más me pregunta sobre Nibiru, el planeta imaginario de mierda, les daré una bofetada en sus irracionales cabezas con la Principia de Newton” .
David Morrison, antes de su jubilación, esperaba que la no llegada de Nibiru en 2012 sirviera como un momento de enseñanza para el público, instruyéndolos en el “pensamiento racional y la detección de tonterías”, pero dudaba que eso ocurriera. Y tenía razón. El fenómeno de Nibiru: el planeta x “sigue apareciendo una y otra vez” a pesar de su suposición original de que sería de corta duración. Esto subraya la inherente vulnerabilidad humana a las narrativas de miedo y misterio, especialmente cuando se entrelazan con antiguas profecías y la promesa de un conocimiento “prohibido” que la ciencia oficial supuestamente nos oculta. El terror de un cataclismo inminente, provocado por un planeta fantasma, sigue siendo una fuerza poderosa y perturbadora en el imaginario colectivo, una sombra cósmica que se niega a desvanecerse.
En resumen, la saga de Nibiru: el planeta x es un fascinante y aterrador tapiz de mitología antigua, especulación pseudocientífica y la inquebrantable resistencia de la razón científica. Desde las visiones apocalípticas de Zecharia Sitchin y Nancy Lieder, hasta la búsqueda genuina del “Planeta X” por parte de astrónomos y la fascinación por el hipotético “Planeta Nueve”, la humanidad ha proyectado sus miedos y esperanzas en el cosmos. Aunque la evidencia científica es concluyente: Nibiru no existe como una amenaza inminente para la Tierra, la historia de este planeta fantasma sigue siendo un potente recordatorio de nuestra fascinación por lo desconocido, lo oculto y las sombrías posibilidades que acechan en las profundidades del espacio. ¿Es simplemente un mito, o hay algo más en las estrellas que nuestra ciencia aún no ha desvelado? La oscuridad guarda muchos secretos, y solo el tiempo, o quizás una nueva revelación, nos dará la respuesta.
¿Qué piensas? ¿Crees que Nibiru: el planeta x es una simple fábula o un aterrador secreto cósmico que la humanidad aún no está lista para enfrentar? ¡Deja tu comentario a continuación y únete a la conversación!