El Impactante Misterio de Las Caras de Bélmez
El enigma de Las Caras de Bélmez es, sin duda, uno de los fenómenos supuestamente paranormales más debatidos y fascinantes del siglo XX en España. Lo que comenzó con una extraña mancha en el suelo de una cocina en un pequeño pueblo de Jaén, se convirtió en un caso que capturó la atención nacional e internacional, generando un debate que aún persiste: ¿nos encontramos ante la manifestación real de algo inexplicable, o todo fue un elaborado fraude?.
El Origen del Misterio: El Primer Rostro y sus Consecuencias
Todo comenzó el 23 de agosto de 1971, en la casa de María Gómez Cámara en Bélmez de la Moraleda, un tranquilo pueblo de la provincia de Jaén. Mientras María cocinaba, advirtió una gran mancha en el suelo de cemento de su cocina que tomaba la forma clara de un rostro humano. Era, al parecer, la cara de un hombre con bigote, ojos y boca abiertos, y unas líneas oscuras a modo de bigotes. La aparición tenía una expresión reconocible y un aura de misterio desconcertante.
María, asombrada, avisó a sus vecinos. La noticia de esta extraña “cara pintada” por fuerzas desconocidas se extendió rápidamente. Cinco días después, el supuesto rostro fue raspado y cubierto con yeso por el albañil Sebastián Fuentes León. Sin embargo, según los relatos de los protagonistas, la cara reapareció días más tarde. Este evento marcó el inicio de un fenómeno extraordinario, donde nuevos rostros se unían al inicial en el suelo de la cocina y el pasillo de la casa.
Lo verdaderamente enigmático era el comportamiento de estas figuras: aparecían y desaparecían, se desplazaban e incluso se transformaban en otras. Este movimiento continuo, según algunos, podría haberse repetido hasta el día de hoy. La casa de la calle Real, número 5, se convirtió en el epicentro de un misterio que pronto trascendería las fronteras locales.
La Controversia: ¿Fraude o Fenómeno Paranormal?
Desde el primer momento, la aparición de las caras dividió a la opinión pública y a los medios de comunicación. Diarios como Pueblo defendían la autenticidad del suceso, mientras que otros, como El Ideal, lo catalogaban directamente como un fraude. La repercusión mediática atrajo a personajes famosos y expertos del mundo de la parapsicología, quienes en su mayoría, como Germán de Argumosa o Hans Bender, coincidieron en definir los fenómenos de Bélmez como un “gran misterio”. Hans Bender, incluso, publicó sobre el caso en el Zeitschrift für Parapsychologie, respaldando la hipótesis paranormal.
Sin embargo, la sombra del fraude nunca desapareció. Apenas seis meses después de las primeras apariciones, el diario El Ideal publicó los resultados de unos análisis que supuestamente demostraban que las caras habían sido pintadas con nitrato y cloruro de plata. Este método, utilizado en fotografía, es conocido por hacer que las imágenes aparezcan tiempo después de haber sido aplicadas.
El debate se polarizó rápidamente, creando dos bandos opuestos: aquellos que creían firmemente en un origen paranormal y aquellos que no dudaban en calificarlo como un fraude total.
La Hipótesis Paranormal: Teleplastias, Cementerios y Energía
Dentro del ámbito de la parapsicología, la explicación más recurrente para Las Caras de Bélmez es el concepto de teleplastia. Este término, utilizado por autores como Martínez Romero, se refiere a la objetivación de formas físicas debido a una energía desconocida. René Sudré la define como la acción metapsíquica que materializa formas diversas originadas en representaciones conscientes o inconscientes del sujeto. En España, se aplica a formaciones plásticas, a menudo rostros o signos, que aparecen en cualquier superficie.
Una de las teorías paranormales vincula directamente la aparición de las caras con el subsuelo de la casa. Se descubrió que bajo la vivienda de María Gómez Cámara se encontraba un antiguo cementerio medieval musulmán del siglo XIII. Excavaciones realizadas poco después de la primera aparición, a casi 3 metros de profundidad, confirmaron la presencia de restos de huesos humanos. Algunos investigadores paranormales han relacionado estas teleplastias con otros fenómenos como las psicofonías. Se ha sugerido que la casa misma, al estar ubicada sobre un cementerio y ser escenario de posibles eventos traumáticos pasados, podría actuar como catalizador. La idea es que una persona “captora” (María Gómez Cámara) podría captar el sufrimiento o dolor residual del lugar y plasmarlo a través de imágenes.
Otra explicación paranormal sugiere que la formación de las caras podría estar ligada a una corriente de agua subterránea que discurre bajo la casa. Se postula que la humedad de esta corriente podría ayudar a fijar las teleplastias de forma más clara y precisa.
La visión desde el mundo espiritual ofrecida en una fuente propone una explicación radicalmente diferente. Según un médium, Las Caras de Bélmez son imágenes producidas por espíritus del error que, desde otros planos (planos 2 y 3), realizan un foco energético. El objetivo de estas entidades sería divertirse causando incertidumbre y confusión. Esta fuente descarta tanto el fraude como las explicaciones científicas tradicionales. Afirma que, en este caso concreto, el 100% del fenómeno es real, provocado por espíritus que, como se diría vulgarmente, “pasaban por ahí”. Estos espíritus se nutren de los miedos y dolores de la gente. La propietaria, María Gómez Cámara, que guardaba un profundo dolor conceptual por tragedias familiares (aunque no fueran sus familiares directos quienes causaran las caras), actuó como un imán para estas entidades, proporcionando un “alimento” del que reírse. La ubicación fue elegida precisamente porque la historia de la casa y el sufrimiento de María la hacían perfecta para generar una mayor repercusión mediática y, por tanto, alimentar a estas entidades con la energía del interés y la confusión generada.
Según esta perspectiva, el interés de los investigadores y medios de comunicación, lejos de resolver el misterio, aviva el fenómeno, ya que les demuestra a los espíritus del error que están logrando su objetivo de entretenerse con la incertidumbre. La cercanía a una iglesia o la presencia de huesos enterrados no tendrían relación, siendo esto parte de la “fantasía periodística”.
La Hipótesis del Fraude: Sales, Químicos y Motivos Económicos
Frente a las teorías paranormales, una robusta línea de investigación siempre ha apuntado hacia el fraude. La explicación más temprana, publicada por el diario El Ideal y posteriormente respaldada por la conclusión del diario Pueblo (bajo presión gubernamental, según algunos), sugería el uso de sales de plata. Esta técnica, similar a la del revelado fotográfico, permite que las imágenes aparezcan con el tiempo por reacción a la luz. Se ha especulado que personas con conocimientos de fotografía, como el fotógrafo del pueblo o el hijo de María, podrían haber estado implicados en esto.
Otros estudiosos escépticos plantearon el uso de compuestos químicos agresivos. José Luis Jordán, vicepresidente escéptico de la Sociedad Española de Parapsicología, investigó el caso a petición de un ministerio. Sugirió diversas posibilidades, incluyendo una mezcla de hollín y vinagre o un compuesto químico agresor que pudiera adquirirse en droguerías, como los utilizados para limpiar manchas de cemento. Según Jordán, este tipo de producto podría explicar la aparición latente de las imágenes. Luis Ruiz Noguez, otro escéptico, considera esta hipótesis del compuesto químico agresor como la más probable para explicar las caras borrosas.

También se ha sugerido el uso de pigmentos de pintura. Un comentario sobre un análisis del Instituto de Cerámica y Vidrio (ICV) mencionó la presencia de zinc, plomo y cromo en muestras, cationes usados en la fabricación de pinturas. Aunque la cantidad de zinc y cromo era baja, la de plomo era más significativa, y este fue un pigmento muy usado y barato en esmaltes caseros de colores oscuros. Sin embargo, existen objeciones a la teoría de la pintura, como la falta de resistencia de algunos esmaltes a la abrasión o a productos químicos, o el hecho de que la pintura deja una película distinguible. No obstante, Ramos Perera, presidente de la Sociedad Española de Parapsicología, afirmó haber detectado pigmentación e incluso cerdas de pincel mediante análisis infrarrojo en “La Pava”, la primera cara, concluyendo que había sido pintada.
Otro aspecto central de la hipótesis del fraude es el posible beneficio económico. La familia de María Gómez Cámara supuestamente cobraba por la entrada a la casa y vendía fotografías del fenómeno, además de derechos a reportajes. Aunque algunos lo niegan, o dicen que solo aceptaban voluntad, otros afirman rotundamente que sí cobraban y que recaudaron “bastante”. La atención generada también impulsó el negocio de la restauración y la hostelería en el pueblo, al menos inicialmente. Incluso se ha registrado una marca con la denominación “Las caras de Bélmez” por un miembro de la familia. La apertura posterior del Centro de Interpretación de las Caras por el Ayuntamiento (financiado con fondos europeos), vista por algunos como un intento de explotar turísticamente el fenómeno, alimenta aún más la idea de un montaje con motivación crematística. Algunos críticos llegan a llamar al caso “LOS CARAS” de Bélmez, refiriéndose a las personas detrás del supuesto engaño.
La calidad artística de los rostros también ha sido un punto de crítica por parte de los escépticos. Algunos sostienen que las caras parecen pintadas por personas sin habilidad artística, comparándolas incluso con el desastroso “Ecce Homo” restaurado. Argumentan que un espíritu, de existir, no tendría por qué pintar de forma rudimentaria.
Las Investigaciones Científicas: Análisis Químicos y Falta de Consenso
A lo largo de las décadas, se han realizado varios análisis científicos sobre las muestras tomadas de las caras, con resultados a menudo contradictorios y rodeados de polémica.
La primera “investigación científica” reportada por el diario Pueblo en 1972, aunque sin datos técnicos identificables, supuestamente concluyó que las caras solo contenían cemento, arena y arcilla. Sin embargo, la conclusión posterior del mismo diario apuntó a las sales de plata basándose en observaciones fotográficas, no analíticas.
Los análisis del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) también ofrecieron resultados dispares o inconclusos. Un informe de J.J. Alonso en 1976 no detectó plata, descartando esa hipótesis de fraude, pero sí encontró zinc en baja cantidad. Confirmó la existencia de un compuesto melanocrático (materia carbonosa y orgánica). Basándose en esto y en otras observaciones, Alonso concluyó que el rostro “La Pelona” (o “El Pelao”) era una huella de zapato del número 39 formada durante el fraguado del cemento, que permitió la ascensión de este compuesto. No obstante, esta explicación no daba cuenta de los rasgos faciales ni de otros rostros.
Los análisis de 1991, encargados por el equipo del Padre Pilón, detectaron la presencia de pigmentos usados en pinturas, como zinc, plomo y cromo. Sin embargo, este estudio ha sido criticado por la escasa cantidad de muestra y por no estar claro el proceso de toma de muestras, lo que podría introducir sesgos. Los investigadores reconocieron estas dificultades y la necesidad de mayor cantidad y un procedimiento de toma de muestra representativa y aséptica en futuras investigaciones. Un análisis posterior en 1994, aunque con más material y mejor equipo identificado, seguía teniendo como punto débil el proceso de toma de muestras.
Muchos de los análisis mencionados a lo largo de la historia se conocen “de oídas”, faltando publicaciones formales con datos técnicos, protocolos y autores, lo que dificulta su validación científica. La investigación ha carecido de un rigor experimental sistemático. Como resultado, después de tantos años, nadie puede afirmar con pruebas concluyentes la existencia de fraude demostrado, ni tampoco la realidad paranormal del fenómeno. Se necesitaría un procedimiento de investigación a cargo de un organismo oficial competente, con pruebas verificables por otros investigadores, para dilucidar definitivamente la naturaleza del fenómeno.
El Resurgimiento del Interés y Las Nuevas Caras
Tras un periodo de menor atención mediática a partir de 1972 (influenciado por la supuesta censura oficiosa y la declaración de fraude por parte de Pueblo), el fenómeno de Las Caras de Bélmez resurgió con fuerza, impulsado en parte por revistas especializadas en misterio como Enigmas y programas de televisión como Cuarto Milenio. El presentador Iker Jiménez ha abordado el tema en múltiples ocasiones, reavivando la hipótesis paranormal.
El misterio se intensificó tras el fallecimiento de María Gómez Cámara en febrero de 2004. Mientras que los rostros originales parecían desdibujarse o hacerse más borrosos tras su muerte, nuevas caras comenzaron a aparecer, esta vez supuestamente en la casa natal de María, en la calle Cervantes número 7.
Estas “nuevas caras de Bélmez” fueron investigadas por Pedro Amorós, presidente de la SEIP, quien las interpretó como nuevas teleplastias. Sin embargo, estas figuras son descritas como más vagas y sujetas a la interpretación, con una mancha incluso comparada con un gato de caricatura. La aparición de estas nuevas caras generó una nueva ola de polémica. Diarios y escépticos acusaron al Ayuntamiento de Bélmez y a ciertos investigadores de fabricar estas nuevas figuras, supuestamente con el objetivo de mantener vivo el fenómeno para fines turísticos, especialmente después de que no lograran adquirir la casa original. Francisco Máñez, también parapsicólogo, afirmó haber mostrado a Pedro Amorós cómo crear manchas en el cemento que parecían rostros, sugiriendo que las nuevas caras podrían ser el resultado de esta técnica y no de un fenómeno genuino. Según él, la mayoría de las caras nuevas son fraudes de personas que intentan imitar el fenómeno original para conseguir fama.
En 2014, el programa Cuarto Milenio realizó un nuevo análisis técnico de muestras de una de las caras. Con la presencia de un químico y un criminalista forense, y ante notario, se tomaron muestras. El químico concluyó que las caras “no estaban hechas con pintura” y que, según las técnicas empleadas, “no aparece manipulación ni elementos externos”. El criminalista intentó replicar las caras con varios métodos (solventes, ácidos, sales de plata) pero fracasó, declarando un “desconcierto absoluto”. Estos resultados fueron presentados como una posible resolución del misterio por parte del programa. Sin embargo, estos hallazgos contrastan con análisis previos que sí detectaron pigmentos o explicaron las formaciones por compuestos naturales del cemento.
El Impacto en el Pueblo y el Turismo del Misterio
El fenómeno de Las Caras de Bélmez tuvo un profundo impacto en la vida del pequeño pueblo y de la familia Gómez Cámara. La casa se vio desbordada por una avalancha de curiosos, periodistas e investigadores, llegando a necesitar la intervención de la Guardia Civil para controlar las multitudes. La situación llegó a ser descrita por los habitantes como “sin vivir”.
Paralelamente al misterio, se generó un curioso modelo de turismo de lo paranormal. Durante los años que María vivió con las caras, miles de personas se acercaron a Bélmez para visitarla y ver los trazos en el cemento. Esto provocó un notable, aunque quizás no sostenido, aumento en los negocios locales, como restaurantes y hoteles, aunque hoy en día esa infraestructura turística parece limitada. A pesar de la disminución de visitantes, el goteo nunca ha cesado por completo.
La casa original de María permanece cerrada desde su muerte en 2004, aunque un cartel en la puerta indica un horario de apertura para visitas los fines de semana, con contacto del hijo y la nuera. El estado de la vivienda, con el tejado hundido según una fuente, pone en duda si la familia o el pueblo realmente se lucran significativamente del caso hoy en día. No obstante, la apertura del Centro de Interpretación de las Caras en 2013, financiado en parte con fondos europeos, busca mantener vivo el interés y atraer visitantes. Este centro utiliza soportes audiovisuales y gráficos para presentar la historia, la repercusión mediática y las diferentes teorías. Para los habitantes del pueblo, el fenómeno se ha normalizado y ven con curiosidad a los forasteros que visitan el lugar. El centro de interpretación es visto por algunos como algo positivo que pone a Bélmez en el mapa y trae beneficios económicos a la zona.
¿Dónde Estamos Hoy? El Misterio Continúa
Más de 50 años después de la primera aparición, el enigma de Las Caras de Bélmez sigue sin una explicación unánimemente aceptada. Las investigaciones científicas han arrojado resultados contradictorios y han sido objeto de críticas por su metodología y falta de rigor en algunos casos. Mientras algunos análisis no encuentran rastro de pinturas ni manipulación, otros sí detectan pigmentos o proponen explicaciones basadas en compuestos del cemento.
Las hipótesis paranormales, desde las teleplastias ligadas al subconsciente de María o a la historia del lugar, hasta la visión de espíritus del error jugando con la energía de la confusión, siguen sin poder ser probadas bajo un prisma científico tradicional. La hipótesis del fraude, aunque plausible en muchos aspectos y respaldada por algunos análisis y observaciones sobre el posible beneficio económico, tampoco ha sido demostrada de forma concluyente para todas las apariciones y a lo largo de todo el tiempo.
El misterio persiste en las paredes y el suelo de Bélmez. Las caras originales se desdibujan, pero las nuevas siguen generando debate. La falta de un estudio riguroso y definitivo por parte de un organismo oficial deja la puerta abierta a todo tipo de interpretaciones. Las Caras de Bélmez siguen siendo un fascinante objeto de estudio y debate, un recordatorio de que quizás, en algunos rincones del mundo, la realidad es más extraña de lo que la ciencia oficial está lista para aceptar. Como dijo Exiquio García Carbajo, “La última palabra aún no está dicha”.
Conclusión
El caso de Las Caras de Bélmez es un expediente X español por excelencia, un enigma que ha desafiado la lógica y la ciencia durante décadas. Hemos explorado las principales teorías, desde las teleplastias paranormales vinculadas al subsuelo y la psique de María Gómez Cámara, hasta las explicaciones de fraude basadas en análisis químicos y posibles motivaciones económicas. Hemos visto cómo las investigaciones científicas no han logrado ofrecer una respuesta definitiva y cómo incluso visiones alternativas desde el mundo espiritual ofrecen perspectivas sorprendentes.
La falta de consenso y la persistencia del fenómeno a pesar de los intentos por desacreditarlo o explicarlo, mantienen viva la llama del misterio. Ya sea un ingenioso engaño, una manifestación genuina de fuerzas desconocidas o una combinación compleja de factores, Las Caras de Bélmez siguen siendo una de las historias más intrigantes del fenómeno paranormal.
¿Qué crees tú? ¿Es un fraude milimétricamente orquestado, una auténtica manifestación paranormal o algo completamente distinto? Te invitamos a dejar tu comentario y compartir tu opinión sobre este alucinante misterio que aún hoy, décadas después, sigue sin revelar todos sus secretos.